Entre Insurgentes y Aguascalientes, en la colonia Condesa, se encuentra una de las obras arquitectónicas más bellas y al mismo tiempo funcionales de la Ciudad de México: el Conjunto Aristos. Construido entre 1959 y 1961, por su modernidad, para muchos podría haberse construido hace un par de años.
Recientemente restaurado, el conjunto fue proyectado por el arquitecto español José Luis Benlliure, que había llegado a los 11 años y que, llegado el momento, estudió arquitectura en la UNAM, siempre guardando consigo su herencia peninsular pero, simultáneamente, comprometido con el movimiento funcionalista que tomaba fuerza en nuestro país.
El Conjunto Aristos quizá es una de sus obras más representativas y para su construcción —según sus propias palabras— se inspiró en Mendelsohn, Borromini, Gaudí y para el jardín interior, en la arquitectura brasileña. Su construcción está basada en tres construcciones principales: una torre de 18 niveles con fachada a Insurgentes, un cuerpo horizontal de nueve niveles que da a la calle de Aguascalientes, y un edificio de cuatro niveles.
Todo el exterior del conjunto destaca por la presencia total de cantera blanca; hacia Insurgentes se encuentra un bajorrelieve diseñado por Benlliure y esculpido en la misma cantera. En el interior destacan una fuente cuyo diseño evoca a Gaudí, y un muro de cantera con un relieve de la libertad, mientras que en la entrada por Aguascalientes se encuentra un mosaico que representa la procesión de las Panateneas.
Testigo de las múltiples transformaciones que ha sufrido principalmente la avenida de los Insurgentes, actualmente el Conjunto Aristos es sede de las oficinas centrales del INAH, y es más reconocido por el restaurante Sanborns que se encuentra en el primer piso.